
Paloma Alvear, psicóloga y
management development analyst de Randstad, señala que teniendo en cuenta lo
anterior, el problema puede ser más grave cuando se une al empleo, donde
habitualmente se exige una altísima diligencia mental y/o física. Así, “no disponer de las horas de sueño indicadas
puede afectar de forma muy importante la productividad en el puesto de trabajo.
Según un estudio de la Universidad de Cambridge, realizado a más de 21.000
empleados británicos, dormir menos de 6 horas al día reduce la eficiencia en el
trabajo más que fumar o beber, por ejemplo”. La ejecutiva agrega que no
descansar el tiempo suficiente también puede repercutir en el nivel de energía
de las personas y afectar el foco que éstas ponen en tareas que requieren mayor
análisis y concentración, pudiendo incurrir en errores inusuales.
Por otra parte, Paloma
sostiene que en situaciones de toma de decisión es posible olvidar reunir todos
los antecedentes necesarios antes de entregar una resolución y que dormir poco
además influye en el humor con el que se enfrenta la jornada laboral y las
responsabilidades del día a día. “El desgano, la irritabilidad o el aumento de
la ansiedad generadas por la falta de sueño pueden generar, en ocasiones, una
mala reacción o una respuesta inadecuada, por lo que tiene directa incidencia
en el clima organizacional”, asegura.
Si bien no
todas las personas necesitan dormir lo mismo para tener niveles de rendimiento
altos, estudios concluyen que quienes duermen 8 o más horas realizan de
forma más efectiva sus tareas: se concentran mejor y responden con mayor
rapidez y fiabilidad a los retos.
Asimismo, “tener un descanso reparador es
clave sobre todo en esta época del año, en el que la definición de los objetivos
laborales para 2016, las aglomeraciones generadas por las compras navideñas, la
organización de las festividades de fin de año y la coordinación de las
vacaciones, hace que muchos comiencen a perder las energías”, asegura. Muchas
veces “dormir no es tratado como un asunto vital para la salud de las personas,
pero si los trastornos del sueño no se frenan a tiempo, la situación puede
agravarse y crear verdaderos problemas en la vigilia, como el insomnio;
afectando la vida personal y laboral de los chilenos”, finaliza.
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