Los activos abandonados se definen como activos que han sufrido
depreciaciones, devaluaciones o conversiones a pasivo imprevistas o
prematuras. Estos también pueden incluir riesgos ambientales, tales como
panoramas cambiantes en cuanto a los recursos, nuevas reglamentaciones
gubernamentales, evolución de las normas sociales y el comportamiento de
los consumidores, y litigios. Y tocando ese tema, el BID ha publicado el informe “Activos abandonados: un desafío de riesgo climático ”, escrito por un equipo de la Universidad de Oxford liderado por Ben Caldecott y editado por Ana Rios
El tema de los activos abandonados ha cobrado mayor importancia
debido, en gran parte, a cambios en la economía real de muchos países
−por ejemplo, el costo decreciente de la energía obtenida a partir de
fuentes renovables− así como la atención que generó el Acuerdo de París sobre Cambio Climático, que está siendo ratificado por los países signatarios.
A pesar de la importancia de los activos abandonados, la literatura
analítica disponible es escasa a nivel mundial, particularmente enfocada
en América Latina y el Caribe, una región que es vulnerable a los
efectos físicos del cambio climático y a las respuestas regulatorias a
este fenómeno. Una mayor comprensión de este tema podría conducir al
diseño y la implementación de estrategias de gestión que probablemente
contribuyan a la difusión de algunos de los riesgos asociados.
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